viernes, 3 de septiembre de 2010

Fuimos a Chaco

Junto a los pueblos originarios y campesinos pobres
Los estudiantes fuimos al Chaco
Del 23 al 29 de agosto más de 160 estudiantes de la UBA, de profesorados, de Psicología Social y un grupo de artistas viajamos a Pampa del Indio, Chaco.


Viajamos estudiantes universitarios de Medicina, Arquitectura, Antropología, Historia, Odontología, Ciencias de la Comunicación y otras carreras. También viajaron un grupo de docentes del Taller Libre de Proyecto Social de la FADU, y un día participaron más de 60 estudiantes de la Universidad del Nordeste. Allí realizamos una experiencia de vinculación de las disciplinas que estudiamos con las necesidades de nuestro pueblo y de confluencia y unidad popular.
El viaje lo impulsamos desde La Corriente-CEPA de la UBA y agrupaciones amigas, y estuvo organizado de manera colectiva por el conjunto de los que participamos. A su vez, fue fundamental la coordinación y el trabajo conjunto con la Unión Campesina y los compañeros de la CEPA de Chaco.
El objetivo que nos pusimos fue contribuir desde las carreras que estudiamos a la organización y la lucha de los pueblos originarios y campesinos pobres del Chaco. Para esto nos organizamos en distintas áreas de trabajo: Salud hizo relevamientos sanitarios casa por casa y cursos, Arquitectura relevamientos del hábitat y colaboró en la construcción de viviendas, Humanidades hizo entrevistas con diferentes sectores, Imagen y Sonido registró el viaje y avanzó en la realización de un documental, Cs. de la Comunicación colaboró con la Unión Campesina para la realización de una radio, y Cultura realizó encuentros con artistas de la zona y un festival.
También realizamos charlas con dirigentes de las organizaciones como Mártires López y Daniel Benítez, con compañeros estudiantes de Chaco del equipo técnico de vivienda, con Pablo, el técnico de producción agraria, y participamos en el trabajo en obras de construcción de viviendas y en huertas. En el viaje de ida nos encontramos con un corte de ruta contra los remates, de la Federación Agraria y el Movimiento de Mujeres en Lucha en Villa Ocampo, Santa Fe, donde llevamos nuestra solidaridad y con los cuales realizamos una asamblea.

Una realidad que da bronca


Todas estas situaciones abrieron el debate principal sobre qué se puede hacer para terminar con la pobreza, con las injusticias, para que los campesinos pobres tengan tierras, para resolver las urgentes necesidades populares. El ejemplo de organización y lucha de la Federación Nacional Campesina, y de unidad con los trabajadores, los estudiantes y todo el pueblo, nos marcó un camino.
 
Por otros planes de estudio
El viaje también puso en evidencia lo alejados que están los contenidos que estudiamos en nuestras carreras de las verdaderas necesidades populares, del mismo modo que la inserción profesional dominante que nos ofrecen.
Frente a eso, iniciativas como esta ponen en evidencia que es posible resolver las necesidades básicas como salud, vivienda, tierra; que podemos tener otros contenidos en las facultades que se vinculen con esas necesidades, y a partir de esto tener otro tipo de práctica profesional. Pero esto no es generalizado, porque la política del gobierno y la estructura dependiente y latifundista de nuestro país lo impiden.
Por lo tanto coincidimos en que es imprescindible dar la lucha en cada facultad y profesorado por otros planes de estudio, por iniciativas de extensión, etc. Siendo concientes a su vez de hasta dónde pueden llegar estas iniciativas y los cambios que consigamos.
En última instancia, todos estos debates nos plantearon la necesidad de dar una lucha conjunta por los cambios de fondo que necesita nuestro pueblo y nuestro país. La lucha por una revolución de liberación nacional y social que permita resolver las necesidades populares y que lo que estudiamos esté al servicio de nuestro pueblo.

El viaje fue una experiencia muy movilizadora para todos los que participamos. Volvimos con un gran entusiasmo por mostrar a todos nuestras vivencias allá y la realidad que se vive en la provincia más pobre del país. En ese sentido, apenas volvimos se siguieron haciendo reuniones de cada área para discutir qué hacer desde cada lugar a partir de ahora. En principio ya se está realizando una muestra fotográfica y audiovisual en la Facultad de Arquitectura y una publicación con los estudiantes de Ciencias Médicas con la intención de que salga periódicamente.
Algunos de los que viajaron se sumaron a iniciativas de extensión, para vincularse en nuestro lugar con esa realidad y poner nuestros conocimientos al servicio de esas necesidades. A otros esas experiencias les sirvieron para unirse a la lucha desatada en nuestros lugares por mejores condiciones de estudio, y para seguir luchando por que los contenidos que nos enseñan se vinculen con la realidad que nosotros conseguimos y por una salida liberadora para nuestro país.





































El viaje y la experiencia generaron profundos cuestionamientos entre todos los que participamos. Por un lado nos permitió vincularnos con uno de los sectores más oprimidos de nuestro pueblo y conocer la realidad de pobreza, hambre, discriminación y exclusión en la provincia más pobre de la Argentina, gobernada por el amigo de los K, Capitanich y donde reina el latifundio terrateniente de los amigos K como Eurnekian. En este sentido puso en evidencia el doble discurso del gobierno, que se dice “nacional y popular” y habla de la redistribución de la riqueza mientras con su política profundiza situaciones como ésta.
Durante los días de trabajo allá, hicimos algunos plenarios para intercambiar opiniones y sensaciones de lo que estábamos viviendo. Y fue muy conmovedor, porque es un choque muy fuerte conocer esa realidad que uno sabe que existe, pero no lo vemos, y a su vez es continuamente ocultada en la mayoría de los medios de comunicación. Que los pobladores originarios nos cuenten que ese día no habían comido, y no sabían si iban a poder hacerlo el día siguiente; que hay gente muy enferma, muchos por problemas fácilmente tratables si recibieran atención, que empeoran o mueren porque no les llegan medicamentos, que no tienen de donde sacar agua potable, y racionalizan extremadamente el agua para el aseo y otras cuestiones cotidianas. Esas cosas desencadenan sentimientos como los de algunos compañeros que decían: “hoy me sentí en un campo de concentración…”, por ejemplo.
A su vez se sentía una gran indignación generalizada, dolor, bronca, mucha bronca. Bronca al ver las inmensas extensiones de tierra de las que es dueño Eurnekian (¡que viajando en micro tardamos más de una hora en recorrer!) mientras ellos no tienen ni un metro de tierra donde cultivar el algodón y poder vivir de eso. Ver y saber que sus campos tienen un sistema de riego automático que no existen en ningún lugar del país, que “hacen llover” en el momento que quiera, cuando a pocos kilómetros de ahí no llueve hace cuatro meses. Y mucha bronca al entender que de todo esto son cómplices y responsables tanto el gobierno provincial como nacional.